jueves, 21 de agosto de 2008

Day One: Inicio de un nuevo ciclo, giro inesperado.

Prendo la chimenea, cierro la ventanas...sabes desde que me mude de casa es más frío todo, quien lo diría yo quejandome del frió.

Busco mi pluma y el tintero, los dejo en el escritorio a lado de los pergaminos (y los mendigos pergaminos ¬¬*** maldita criada siempre debe mover las cosas).
Voy a la caba por el vino, cuantas botellas y ese delicioso aroma... Lo abro con cuidado me sirvo una copa, lo huelo, lo agito un poco y con la legua le doy una probada.

Recuerdo aquellas veladas donde tu yo la pasábamos tan bien, las ricas cenas, la música y trinábamos juntos en una habitación, hacíamos el amor y dormíamos placidamente.
(suspiro) como me gustaría que regresaran.

Tomo un poco de vino, recuerdo tus besos, tus caricias y aun escucho tu risa, fantasmas que me hacen vivir, pero cada noche me atormentan.

Prendo mi candelabro, las velas iluminan esa oscuridad que me devora, tomo la pluma, la entinto y comienzo a escribirte un poema, nunca dejaras de ser mi musa, como olvidarme de tu belleza, tendría que ser ciego para dejarte de admirar, pero ni aun así podría arrancarme tu imagen de la cabeza.

Escribo miles de palabras, trato de ahogarme en el silencio que se plasma en cada renglón del pergamino, tomo un poco de vino... me levanto y veo el fuego de la chimenea, juega en el viento, se mueve libre, poco a poco toma vida y me invita a rendirme ante sus galanteos. Seducido por su movimiento se crea una silueta, un baile magnifico.

Derrepente todo se oscurece, solo una pequeña luz juguetona me hace burla, la oscuridad comienza a tragarme, la nostalgia vuelve a invadirme, el frió comienza a azotarme y las lágrimas ruedan sobre mis rojas mejillas.

Vuelvo al escritorio y tomo un poco mas de vino, mi corazón agitado no comprende porque tan solo fue un sueño, quizá creí que eras tu entre el fuego, tal vez quería que fueras tu.

Apague todo, salí de la habitación llegue a un cuarto inmenso, donde aun sentía el frió, buscaba ese calor que solo me daba tu cuerpo, camine hacia la cama, me senté a la orilla y vi por la ventana, la luna estaba ahí fijamente mirándome.

Fui poco a poco sacando mi ropa, pensaba en mis decisiones y pensaba en que sería de mi vida ahora, quería creer en un futuro...pero.. solo estaba la catástrofe en mi mente, los celos y el odio.

No podía dejar de ver que otros hombres besaran tus labios, probaran tu cuerpo y tu disfrutándolo; no podía dejar de ver a esos malditos que me apuñalaron se dijeron mis amigos y mal me pagaron...

Salí de la habitación, me tome otra copa de vino y cerré los ojos, olia la sangre, sentía la sangre, veía a la muerte... en el pasillo me inque ante tu retrato, llore y llore, intente arrancarme la vida, pero no podía dejarte por completo.

Regrese a la habitación, mire a la luna, mire al bosque, buscaba una imagen que me apartara de todo eso, que me ayudara a ser fuerte y me diera el valor de continuar aquí.

Busco en mi gabardina un tabaco, lo enciendo y le doy la primera bocanada, el el aire se dibuja una figura y recuerdo cuanto odias que fume, apago el tabaco y me tapo con las cobijas, me quedo horas y horas hasta que el sol comienza a cegarme.

Mañana sera otro día, mañana yo aun estaré aquí.
Pero aveces deseo no estarlo.

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