viernes, 17 de julio de 2020

-La huella de la palma de mi mano-



Esa mañana se despertó con confianza, respirando el aire más puro que jamás había recordado, este era: ¡el día!.

Se dio una ducha rápida, se tomó un café, prendió la Tv para escuchar las noticias, terminó todo en calma, quien diría que de tiempo iba bien.

Camino por las mismas calles de siempre, abordó el autobús, era una mañana hermosamente soleada ☀️ 

De inmediato comenzó el trabajo en aquel cubículo que él llamaba “su pequeña oficina”, tenía demasiados pendientes, no podía creer que su falta de organización dejara que se le acumularan desde hace más de 4 semanas; respiro profundo pero esta vez todo lo realizo con buen humor, hacia años que no realizaba su trabajo con tanto amor.

Sin darse cuenta pasaron 8 horas, su estomago sono tan fuerte como un alíen acabando de despertarse, se sintió tan apenado que salió corriendo a tomar su break sin mirar a nadie más; solo se imaginó algunas caras burlonas y uno que otro amargado que estaría muy molesto por todo aquel escandalo. 

Salió al merendero de siempre, pidió un café y unos wafles para empezar, después pasta 🍝 y una rica ensalada 🥗, un poco de pan con ajo y un buen trozo de carne 🥩, puré de papa, salsa frijoles y un trozo de queso, acompañado de un gran tarro de cerveza helada y un vaso de gaseosa.

No podía creer todo lo que pidió, pero se reía porque consideraba que eso debía ser una nueva marca, dejo el dinero de su cuenta más $40.00 pesos de propina; se levantó y salió, cuando se percató que no traía ni su cartera y el celular, regresó corriendo y estaban en la mesa. A lo lejos escucho a la mesera muy molesta preguntándole al Johny si no sabía  quien se había sentado en la mesa 6, porque nadie nunca se se sienta en la mesa 6, un poco nervioso grito “no se preocupe, ya tome mis cosas”; salió un poco desconcertado, toda la vida se ha sentado ahí, nadie le comento sobre esa prohibición.

Al llegar a la oficina vio que en su escritorio había más de 20 paquetes, no podía creer la incompetencia e ineficiencia de la gente que trabajaba entregando la correspondencia; como era posible que tuviera demasiados no entregados a tiempo.

Intento no hacer bilis, organizo todo por fechas, hizo el papeleo, lo anexo a archivos, termino con el mayor número de documentos ya dejando solo como 3 casos pendientes para el día de mañana; entre sus descansos les escribió a dos compañeros para quedar con ellos, sabía que se había ganado el viernes por la noche después de tanto trabajar, mañana estaba seguro saldría temprano.

Después de 6 horas llego a su casa muy agotado, sin quitarse la ropa callo tendido a su cama, hasta que en altas horas de la madruga la entrada de mensajes lo hizo despertar; “déjate de estupideces, no me agradan este estilo de bromas” “ojalá te mueras, con esto no se juega” “si me vuelves a contactar te voy a matar” “si averiguó quién eres por Dios que te mato, juro que te mato”... se quedo en su cama tratando de comprender que juego jugaban, no lo podía creer, menos cuando ellos sabían que pronto se acercaba aquella fecha donde lo destrozó una mujer que decía ser el amor de su vida.

Tardo en conciliar el sueño, se levantó desanimado, pero esperaba hoy todo fuera diferente y sus amigos estuvieran ahí con él en el bar.

En el transcurso del viaje decidió escuchar un soundtrack que se creó, él le había puesto “para los días lluviosos y grises” aunque era muy chusco que otra vez fuera un día tan soleado ☀️, al bajar del auto bus vio la zona acordonada, su jefe estaba declarando porque al parecer el edificio había sido allanado, sin embargo no se habían robado nada, solo habían bebido unas cuantas tazas de café ☕️, se comieron unos panes y galletas, un pedazo de pastel 🍰 viejo... hasta trabajo les habían hecho.

Los policías que lo escuchaba no podían creer lo que ese sujeto les contaba, ¿quién hace eso?, ¿a caso era un loco?

Como era de esperarse ese día cerraron el edificio y los mandaron a casa; antes de irse él decidió pasar al merendero y vio a sus amigos; no se quería quedar con la duda y quería terminar con el macabro juego que ellos habían comenzado, pasó de largo sin mirar a nadie más cuando la camarera llegó, al momento de entregarles los platos les comento que “algún loco desquiciado” dejo en la mesa $343 más una propina de $40, pero no pudo ver quien fue; ellos asustados le comentaron que recibieron mensajes de “algún loco desquiciado” y se preguntaban si no habría sido el mismo. Los 3 por un par de minutos se quedaron en silencio viéndose, tratando de no espantarse, encontrar la lógica de esto.

Con un dolor agudo en su pecho salió corriendo sin acercarse a decirles nada, no comprendía que pasaba, comenzó a sudar, un frío terrible le recorrió la espalda; sus manos temblaban, sentía como el aire se le iba.

Entro a su departamento y corrió a lavarse el rostro, no sabía qué clase de pesadilla vivía, se sentía tan solo, asustado, angustiado; no le importó y decidió llamarla, en ese momento no importaba perder la dignidad, solo necesitaba su ayuda...

-¿hola?
Eva, por favor, ayúdame... por favor.

Ella incrédula colgó, no podía entender quien le hacía esta broma cruel, quien se atrevería a tanto.

-¡no me vuelvas a marcar!
Eva, tengo miedo, por favor

Aterrada colgó, ¿qué mierdas estaba pasando?, ¿eso era cargar con un pecado?

-¡VOY A LLAMAR A LA POLICÍA!
No me cuelgues, por favor, no entiendo que está pasando, ayúdame... por favor ayúdame...
-¡TÚ NO ERES REAL!
¡TÚ YA NO EXISTES!
¿De qué hablas? ¿Tanto me odias? ¿Qué hice mal? ¿De verdad merezco esto?
-¡ESTAS MUERTO!
¡TÚ ESTÁS MUERTO!

Ella volvió a colgar, él solo sintió como de nuevo el corazón se le partía, pero esta vez si moría.

Se acercó a la ventana y vio aquella huella de sangre, era de su palma, todo lo que de él quedaba.

Cinco minutos después la policía entró, no había nadie, solo encontraron en el piso el celular y la cartera de aquel chico que hace poco tiempo se había suicidado...