Entre en tus sueños para cazarte, destrozarte y devorarte, sin dejar rastro de tu existencia.
En algún momento todo cambio, con tus manos me tocaste y con tu boca me probaste, sin darme cuenta fui envenenado, ese sueño era mi sueño, poco a poco me vi marchito.
Tu sonrisa fría me quebró y en silencio te marchaste, dejando a un loco moribundo pudriéndose en aquella oscura indiferencia.
Pensé en gritar, hablar, correr, buscarte, pero no hay más nada que hacer, esto es lo mejor... Me quedo recostado en aquel árido campo tal vez me vuelva tierra o polvo en el viento.
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