Pensé tenía sentido resistir, buscaba razones, excusas, de donde sostenerme para que el impacto fuese menos doloroso, pero eso no existe.
No me gusta la realidad, odio devorarla y después vomitarla por todo el malestar que causa.
Voy a cortar mis manos y aventar la ventana por la cual me conecto.
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