Cuando se viaja por tanto en este tren parece que el tiempo no pasa, que hasta se detiene, creando aquella ilusión de agua encharcada...
Veo por la ventana pensando en todos aquellos pasajeros que se han bajado en busca de nuevos encuentros.
A veces solo me dan ganas de llorar, quiero llenar el vació que han dejado tantas ausencias, tener el valor y paciencia.
Me quedo en silencio, respiro y miro.
Sin darme cuenta llegan aquellas sonrisas, que como respuesta a todas esas noches de plegarias rompen aquellos cuadros que intactos mostraban lo que fue en el pasado, sentí un poco de dolor, como el piquete de un alfiler al sentarse, pero después sonreía, contagiada por aquellas sonrisas, puedo seguir viajando tranquila y guardar viejos capítulos de aquella historia,
Hasta luego.