Que tanto necesitaba de esos sueños que se convirtiera en el impulso para volver a caminar.
Cierro los ojos y veo todo eso que llegaste a contar, ahora tengo un inmenso hueco porque realmente lo quería, creí que pasaría.
Día a día debí beber silencio y tragar realidad podrida, para volver a plantar mis dos pies y aceptar lo que debe ser.
¿Recuerdas que siempre lo mencione?
Que íbamos en el mismo tren, en un viaje donde éramos dos pasajeros sin etiqueta y que nuestros destinos eran a diferentes lugares.
Quizás podría acercarme, escribir una carta para saber de tu vida, pero me quedo en silencio porque si te callaste es porque esperas lo mismo.
Estoy muriendo de ganas de verte, saber de ti y oírte, pero me enveneno con maple, alcohol, pastillas...